Los Juegos Olímpicos de Tokio comenzaron la ceremonia de apertura este viernes al ritmo de la tradición más nipona, con la madera y la historia de su capital como protagonistas bajo las luces blancas y rojas de su bandera.
Tokio, la ciudad anfitriona del evento internacional, conocida antiguamente como Edo desde el año 1603 a 1868, presentó una de las características que florecieron durante este período, el uso de la madera y el trabajo carpintero, símbolos tradicionales del cuidadoso trabajo y la arquitectura nipona.
Los bailarines, vestidos con «haori» o chaquetas de kimono, como solían vestir los trabajadores de la época, se lanzaron sobre andamios de mandera, golpeando como carpinteros este elemento, imprescindible en la cultura japonesa.
Al ritmo de una canción popular, homenaje a la Asociación de Bomberos de Edo, esenciales antes y ahora en el país para salvaguardar del fuego estas estructuras, el elenco de actores se desplegó en el centro del Estadio Olímpico.
Liderados por una poderosa Miki Maya, conocida actriz del teatro femenino Takarazuka, portaron hasta el centro los anillos Olímpicos, hechos de una madera muy especial y de cuatro metros de diámetro.
En los Juegos de 1964, los primeras Olimpiadas de Japón, atletas de las distintas naciones participantes portaron semillas de árboles que fueron plantados en el país y hoy, cincuenta años más tarde, la madera de sus árboles, regresa al Estadio Nacional en forma de anillos.
El Estadio Nacional, diseñado por Kengo Kuma, también revela la importancia y tradición de la madera en el país, pues su estructura está revestida con la madera de las 47 prefecturas de Japón.
Los atletas de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 desfilaron al ritmo de canciones de famosos videojuegos durante la ceremonia de inauguración de la competición, que contó con un limitadísimo número de asistentes por el COVID-19.
Tras un breve video introductorio encabezado por la violinista Nitsuko Taneda, la delegación olímpica de Grecia abrió el desfile al ritmo del «Overture: Roto’s Theme» de Dragon Quest, obra del compositor Koichi Sugiyama.
El diseño de las pancartas que reflejan los nombres de los países y territorios eran bocadillos de diálogo utilizados en los mangas y la ropa de los portadores y el personal asistente fue diseñada para emular las tramas (screentone) utilizadas habitualmente en los cómics, como muestra de orgullo por la industria en el país.
Las pancartas fueron elaboradas con plástico reciclado, en línea con el concepto de sostenibilidad esgrimido por los Juegos de Tokio, y un total de 57 personas.
A la pieza de Sugiyama se sumaron otras como el «Victory Fanfare» o el tema principal de la franquicia Final Fantasy, cuyas bandas más representativas son obra de Nobuo Uematsu (quien también firma estas pistas), o el simbólico «Olympus Coliseum», de la compositora Yoko Shimomura, la batuta detrás de la música de la saga Kindgon Hearts.
Un total de 5,700 participantes de 207 comités olímpicos nacionales tomaron parte en el desfile, que se prolongó durante más de dos horas y veinte minutos.
Los atletas olvidaron en ocasiones el distanciamiento social y brincaron al unísono mientras saludaban a un Estadio Olímpico prácticamente vacío, en el que sólo se permitió la presencia de unos 950 invitados compuestos por miembros de la familia olímpica y dignatarios extranjeros, al margen de la prensa.
Durante las horas que se prolongó el desfile sonaron distintas canciones de un total de catorce conocidos videojuegos y que completaron la serie Tales of, Monster Hunter, Chrono Trigger, NieR, Ace Combat, Sonic the Hedgehog, Pro Evolution Soccer, Phantasy Star Universe, Gradius (Nemesis), SaGa y Soulcalibur.
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